viernes, 30 de septiembre de 2011

Entre flashes

 
    «Hacia la derecha, por favor, querida. No, no, hacia la derecha… este lado, querida… Ahora sí… muy bien.
     «Ahora con la mirada a lo lejos, como mirando más allá de este salón… Magnífico…»
     …y pensar que yo quería ser fotógrafo para National Geographic… recorrer el mundo, descubrir países lejanos… capturar los instantes y los seres como con una red… «Ahora girá un poco a la izquierda, por favor. No… a la izquierda… Ahí va… con más expresión, más expresión…» Pero, en cambio, estoy acá metido en este estudio de pacotilla con una pobre infeliz que ni sabe cuál es la derecha y cuál es la izquierda. «Muy bien, un poquito más para acá…» Si la viera mi vieja… Estoy seguro que le diría: Che, nena, tenés que comer algo, mi cielo; y a mí me diría con esa mueca entre seria y pícara que siempre se le dibujaba en la cara: Marcelo, mirá cómo está esta chica, por favor… parece cucha’e perro: puro hueso y trapo. Mi vieja… Le dije mil veces que las modelos son así, semidesnutridas, que a la gente le gusta así (pero, ¿a quién?, me pregunto yo).
     Pero bueno, el que no sigue los sueños tarde o temprano lo paga... sí que se paga... Y pensar que yo quería... «A ver... un poco más hacia la derecha. No... bueno... sí, querida, ésa es la derecha...»

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