¡Ya está! Se acabó la larga espera. Parece mentira, ¡pero el Mundial está a punto de comenzar!
No hay evento deportivo que se compare con la Copa Mundial de la FIFA.
Mejor dicho, no hay nada que se le
compare. Nada. Es cierto que existen otros torneos y competencias que congregan
a naciones de todos los continentes —entre ellos las majestuosas Olimpiadas—,
pero nada genera la pasión, la ilusión y esa suerte de efervescencia explosiva
que produce el Mundial. Durante 32 días gloriosos a partir del 12 de junio,
todo será banderas, cantos, gambetas, sudor, caídas, goles y más goles. Cada rincón
del mundo mirará fútbol, hablará de fútbol, respirará fútbol… soñará fútbol. El
planeta girará con la furia de un balón en el aire.
Es que el fútbol tiene algo… algo muy difícil de explicar. Y durante
el Mundial, ese algo alcanza su cúspide y se expande como una plaga que intensifica
un poco la vida, llena el corazón de fuertes emociones y acelera la sangre que
nos corre por las venas.
El fútbol y el Mundial son así. Producen esas cosas. Será acaso el
anhelo tan humano de sentirse el mejor por un rato, de ser el-mejor-del-mundo. Será
el vértigo que siente toda una nación cuando uno de los suyos se acerca al área
opuesta con una rabiosa esfera en los pies. Será la emoción inexplicable de
gritar gol al unísono; de sentirse uno
aunque sea por un instante de gloria. Será la febril y dulce locura que genera
el fútbol. No sé. No sé bien qué será. Pero es algo hermoso.
100% de acuerdo.
ResponderEliminarEnchufados al televisor...