«Hacia la derecha, por favor,
querida. No, no, hacia la derecha… este lado, querida… Ahora sí… muy bien.
«Ahora con la mirada a lo
lejos, como mirando más allá de este salón… Magnífico…»
…y pensar que yo quería ser
fotógrafo para National Geographic… recorrer el mundo, descubrir países
lejanos… capturar los instantes y los seres como con una red… «Ahora girá un
poco a la izquierda, por favor. No… a la izquierda… Ahí va… con más expresión,
más expresión…» Pero, en cambio, estoy acá metido en este estudio de pacotilla
con una pobre infeliz que ni sabe cuál es la derecha y cuál es la izquierda.
«Muy bien, un poquito más para acá…» Si la viera mi vieja… Estoy seguro que le
diría: Che, nena, tenés que comer algo, mi cielo; y a mí me diría con esa mueca
entre seria y pícara que siempre se le dibujaba en la cara: Marcelo, mirá cómo
está esta chica, por favor… parece cucha’e perro: puro hueso y trapo. Mi vieja…
Le dije mil veces que las modelos son así, semidesnutridas, que a la gente le
gusta así (pero, ¿a quién?, me pregunto yo).
Pero bueno, el que no sigue
los sueños tarde o temprano lo paga... sí que se paga... Y pensar que yo
quería... «A ver... un poco más hacia la derecha. No... bueno... sí, querida,
ésa es la derecha...»